La toma de decisiones no es fácil. Es entrar a lo desconocido. No es fácil porque no sabemos cual será el desenlace y el resultado final de esa decisión.
Esto se complica mucho más porque tenemos la tendencia de tomar decisiones basadas en lo que nos gustaría, nuestras ilusiones. Esto implica que muchas veces no estamos viendo ni estamos conectados con la realidad.
Además, cuando vamos a tomar una decisión, antes de nada tenemos que ver si el resultado de esa decisión solo nos va a afectar a nosotros o si hay otras personas involucradas.
Nunca tomes decisiones pensando que la otra persona va cambiar. No cambian. Así, míralos bien, y acéptalos tal como son. La única persona que puede cambiar, o que tenemos el derecho de cambiar, es a nosotros mismos.
Luego hay que tratar de ver la realidad. Esa realidad esta ahí, es parte de quien somos y parte de nuestra historia, pero es tan difícil ver esa realidad, y enfrentar esa historia, para luego tomar decisiones basadas en esa realidad. Si tengo tres divorcios y no me he parado para ver la realidad de mis relaciones, la cuarta relación también va terminar en otro divorcio.
Esto se ve en todo lo que hacemos, la ilusión de la profesión perfecta, el trabajo perfecto, la pareja perfecta, los hijos perfectos, pero por lo general nada de esto es la realidad. Pocos tienen la profesión perfecta, ni hacen el dinero que pensaron que iban a hacer, ni la relación perfecta ni la vida perfecta. Si solo pudiéramos mirar a nuestro alrededor y ver la vida y las personas como realmente son, tomaríamos mejores decisiones basadas en la realidad y no en la ilusión y la fantasía. Esto implica enfrentar la vida sin miedo.
No somos perfectos, la vida no es perfecta, pero viviendo y aceptando la realidad de la vida podemos ser felices y tener muchos logros DENTRO DE LA REALIDAD DE LAS COSAS.